Asombrantes
como son sombras de umbría.
Sobrantes las que al tacto
de mi mano irreversible se endurecen.
Siempre fugaces
las porcentuales palabras
con que acaricias
mi oído desafectado.
Todas conmigo de hoy por siempre
si te tengo aprisionada,
alma mía, mía.
De tanto en tanto
osaré repetir quedo ese run run enternecido
del que te adueñaste apenas ayer.
O era dueña la pequeñez
porque entonces se colmaba de amores.
¿Sabías?
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el patio de mi casa