No hay más que coger un relato, practicarle retoques oportunos, pocos, los justos y te sale un hijo nuevo. Lo llamaremos
"Abertura-Paralela". Así que el anterior 'aujero' es la misma realidad pero ahora en erótico puro.
"Es que me entran unas ansias de descorrer la ventana y mirar por el trasluz, que llamo a quien haga falta.
A falta de uno son dos los que acuden a la cita.
El primero va de listo. Y parece tener prisa. Da comienzo a la tarea según la dueña le indica.
-"Pique aquí, buen hombre, pique. Y no cese en las picadas. A ver si tenemos suerte y me deja acontentada".
Conque el gacho pica y pica con las manos, y la espalda hasta ya más no poder, pues duras son las paredes y más que duras, extrañas.
Empeñado en forcejeos, se coloca a carramanchas pero nada, ni aun por esas consigue hacer la jugada.
Otro compadre lo mira con muchísimo interés y, entre los dos, meten mano al delicado quehacer.
Primero, un 'güeco' de nada. Poco en él debe caber. Conforme el barreno pincha, va el aujero a t'o meter.
¡Anda, párate, colega. Si no te andas con cuidado, esto no habrá quien lo arregle y la cosa se pone fea!
-Uf, qué sofocos que me entran y eso que aún no he terminado, parece decir el listo. Y el sudor le está calando. Gotas por el entrecejo, gotas por manos y cara. En éstas pide clemencia y a la dueña manda informe del trago por el que pasan. Y eso que aún queda pendiente la parte más delicada. ¡Cómo poner el tapón. De qué grosor y calaña si toda madera es poca y el cemento no se aguanta!
Aunque con calma y talento. Con cuidado y con esmero, llegará la solución . La pared quedará lisa,
el cortinaje en su sitio. Se corre un tupido velo y, a Dios pongo por testigo, : Si te he visto, ni me acuerdo.