Me pongo de los nervios conforme se acerca la ITV.
Por fin me han dado favorable, pero para eso he tenido que vencer varios obstáculos.
El madrugón con refunfuño de Pablo. Y menos mal que he optado por dejarlo en espera con los Pajeros, pensando ingenuamente que la revisión sería coser y cantar. Pues de eso, cero pelotero.
Había una fila de medio kilómetro de los que ayer se quedaron en puertas. Me han cogido a mí con tres cuartos de hora de retraso y cuando ya las hadas empezaban a sonreir, me dice el hombrecico inspector que ¡las luces del freno no iban! que corriera al taller más cercano porque debía ser los fusibles. Hala, me voy hasta los Abrahanes que enseguida lo han solucionado. Los "abrahanes" son medio bíblicos, que encuentran remedios a casi todos los males. A lo que íbamos:
Vuelta a la iteuve y otra vez a esperar al tajo de tractores .
Hora y media de más sobre lo previsto ha concluído la martingala, hasta dentro de dos años, en que volveremos a pasar por idénticos tragos.
Pablo es una preciosidad de niño. Hoy no quiere saber nada de piscinas y opta por ver el Clan.
Clin, clan, clon.la televisión
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