Las últimas e inquietantes noticias sobre Marta Domínguez y su implicación en el dopaje no hacen sino poner de manifiesto la perversión a que estamos llegando en cualquier campo.
Podría creerse hasta no hace muchos años que justamente el deporte fuera el vehículo apropiado para acomodar las mens sana, por lo de corpore sano. Y tanto más, cuanto más lo desarrolláramos.
Era impensable que las élites deportistas cayeran bajo, se dejaran corromper con prebendas, se prestaran a bajezas...¡Qué mejor para mantenerse íntegro, en cuerpo y alma, que la práctica de los deportes, ya desde la Escuela!
Pero desafortunadamente la realidad nos está dejando al desnudo a todos con tantas miserias humanas ¿humanas?
Víctimas del éxito, los mitos deportivos caen estrepitosamente en cuestión de horas. Se han manchado sus manos.
Aún así seguiremos echando por tierra a los culpables. Dejaremos de rendirles adoración y entre tanto buscaremos reponer con brotes nuevos el árbol caído.
Todos sabían que esto iba a ocurrir tarde o temprano. Nadie supo o pudo alertar de las malas conductas hasta que la cosa ya no tenía remedio. Los Jefes Supremos sabían cómo andaba el patio. ¿ A qué esperaban?
Pero estas sacudidas afectan a otras gamas, demasiadas, que forman el pan nuestro de cada día.
No tardarán en llegar triunfantes los ciclistas, subiendo cotas y Tourmalets. Y antes veremos un Giro mostrando a los ases de la rueda y los pedales.
Y nos envenenaremos en actitud contemplativa cuando los amos del pelotón lo sean igualmente de nuestras aficiones. Sin exagerar, tienen a medio mundo, y Mundo y Medio, pillado en 'Las Redes'.
Este es el tributo pagado religiosamente por la sociedad cada vez más despersonalizada, capitalis-zada y con pocos valores que no sean culto a la fama y al dinero. No pocos se empeñan en llamarlo también 'el Estado de Bienestar'. Será para restar hierro y yerros al asunto, triste por demás.
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el patio de mi casa