¡Señor, Señor, qué cosas pasan en mi barriada!
Voy a ser concisa en el relato y que cada cual, leyéndolo, saque consecuencias. O no las saque, es irrelevante.
Guardo en un recipiente con agua los brotes de un desgastado 'palo de Brasil', para que arraiguen, y un bulbo, también marchito, de flor. Jacinto, para más señas.
Hasta aquí, nada fuera de lo normal.
Mas, ¡ay, qué sorpresa ! desde hace unos quince días observo que el bulbico aparece en el suelo, salido del recipiente, como si una fuerza maligna lo sacara de su sitio.
Cada mañana procedo a recolocarlo en el jarrón,[¡ahí quieto, te digo!] a la espera de acontecimientos.
Éstos, invariablemente, se producen para mi asombro. También para mi zazobra. En plena intemperie, ya es gordo!!
Me falta por saber a qué hora o en qué momentazo de la noche tiene lugar la deserción del capullo. En adelante, mientras hallo explicación verosímil al prodigio, así lo haré constar.
Solicito consejo de personas afines a la botánica casera, ya que no de detectives privados, sobre qué hacer con tan delicado tema .
Y no es broma por más que estén al caer los santos inocentes. De ésos ya nos ocuparemos como es debido.
En otro rato, otro versículo, queridos míos.
mamá, parece mentira que una mujer de experiencia como tú no sepa la explicación a este fenómeno. Es sencillo, en realidad: Jacinto es un capullo juguetón. Je Je.
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