martes, 1 de septiembre de 2009

DESPERTAR A PUNTO

Cada vez que sonríes

corro hacia ti como alas

desatadas.

No, no te vayas.

Cada vez que sonríes,

cada vez

puedo abandonarme

a un cielo abierto

entre nubes que en tu cuerpo aguardan.

Amapolas granas.

Esta vez que sonríes,

esta vez

tu voz llama.

Tibias de lluvia las caricias se agrandan. Te cubro con locura.

Te asumo el alma. Te asiento.

Cada vez que sonríes

aceros de corazas

se deslían en el tálamo de gracias.

Sonríes

y un acortado cuchillo silencioso

te apaga de amor.

Cada vez que sonríes, consumido el placer

parpadean tus luces, consumadas.

Cada vez, si sonríes,

solamente un jilguero

guardará vigilante tu ventana.



1 comentario:

el patio de mi casa