sucede el punto - este- extravagante señor
Me incorporo innominada cada atardecer
y zarpo dando tumbos que no sé si existen
o si los imaginaste
o si fueron figurantes
o sin papel
o si han reptado sigilosos hacia
el firme firmamento tachonado de grumos
negros, color infierno negro
como el infierno
como la pena negra
en pie del dueño absoluto . i n c o r r e g i b l e.
Me clasifico cada amanecer
y reverbero,
por si es verdad
la nitidez sospechosa con que me miras.
En cuestión de pasos cortos
me desarmo cada ocaso
y apresuro la marcha
ineludible un tiempo
no surjan airadas
la insidia esa
y el osado silbón seudónimo
que me rematan
a azufre y sulfuros,
y a cancela y a candados
y a llaves maestras.
Y no sé sino de un certísimo tropiezo
Me sorbo pieza a pieza
antes de sujetar la quilla
alborotada a
mi barco velero
a
la
deriva.
Y, perdido el encantamiento,
me avengo ingenuamente a auscultarte
c o r a z ó n
o r a z ó
r a z
a
Cada amanecer busco el encantamiento.
ResponderEliminarY no está.
Se fugó.
Besos.
Pudiéramos creer que vamos a la deriva y probablemente tendría sentido pero aunque lo tuviera, lo cierto es que vamos todos y no estaría mal navegar por la deriva, terreno desconocido a fin de cuentas, de manera ordenada. Un beso perdido qued te mando de regalo.
ResponderEliminarSin coraza nos sentimos a la deriva del latido, susceptibles de esa punzada que es magia en el instante y que siempre,siempre (nos) parte.
ResponderEliminarMe identifico tanto con este tú poema. Tan de pasos cortos, tan a la deriva, tan bonito.
ResponderEliminarBesos preciosa.
Pilar...aqui Winnie. Gusto da reencontrarte con tu poesia a la que vuelvo clmo a ls blogosfera sin ir a la deriva y por jna necesidad y un maravilloso encantamiento. Un abrazo enorme maña
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