miércoles, 7 de octubre de 2009

¿PER CHE, PER CHE? (relato breve)


Ha llegado el momento oportuno para desvelar el arcano del autocare. [Ya se oye currelare tu rodare cual dulce susurrare en altamare. Autocare de Miramare]
Allá va la re-velación y que se haga la luz:
Ocurría cada mañana de ni recuerdo cuándo que el cura de Miralbueno usaba como exclusivo medio de locomoción la guagua aquélla polvorienta e infernal, casi casi. Entonces única

posibilidad de tracción mecánica, descontado el 'sanfernando', claro. Por aligerar la espera, y apenas aparecía el morro rojo pálido del auto, allá por la Avenida Navarra, el dicho cura la emprendía con frases lapidarias generalmente en verso y en canturreo de soniquete . Ahí se gestó el principio: "¡Ya se oye currelar"! que poquito a poco derivó y cristalizó en CURRELARE .
Fase segunda, surge el sujeto activo con fuerza explosiva: "tu rodar", cuya consecuencia fue TU RODARE.
Interfase, de puro complemento: "cual dulce susurrar" (por lo del ruido diabólico del cacharro a lo lejos) . Con lo que ya nos adentramos en el SUSURRARE.
Metafase y desenlace: "en alta mar". Para que 'pegue' perfecto EN ALTA MARE.
Apoteosis y síntesis, a semejanza de lo que ocurre en la mitosis, lo denominaremos telofase o apelotonamiento final, AUTOCARE de MIRAMARE, bajando dos punticos el tono de voz y dándole un bamboleo especial al fraseo.
De todo lo cual fui testigo y cooperante necesaria aun reservando para otro capítulo las razones que a ello me abocaron
tiempo atrás, atrás, perdido se diría,
cuando rayaba con empuje la era moderna que ahora nos ocupa. Y el inventazo del blog para disfrutar más de lo más. Ignoramos qué mayores discurrimientos nos traerá el futuro lejano. Éste, tan nuestro por cercano, es espectacular.

domingo, 4 de octubre de 2009

ENCAJE DE BOLILLOS

Para ser exactos hay que decir que todos somos buenos aunque no lo parezcamos. Los prismas con los que mirar son infinitos y en tal infinitud siempre queda un espacio que alguien aprovechará para sí. Por ahí va la afirmación primera.Tuve por vecino, hace un sinfín de años, a un señor, el señor Faustino, navarrico, de Cintruénigo, cuya esposa era sorda casi absuluta, o auténticamente que no oía, no sé cuál es la diferencia. Ésta recriminaba al atribulado marido por su "corazón endurecido", a lo que él apostillaba:-¡"Tengo el corazón como un tomate !"("para quien se lo merece", añadía por lo bajini). Lástima que la señora Teresa nunca supo de la blandura del músculo cardíaco de Faustino, entre otras cosas, porque jamás lo cató. Pero la señora Teresa era una señora encajera que hacía divinidades de encajes, de guipur, de filtirés. Manejaba los bolillos con precisión de sorda ensimismada. El tenue y persistente chocar de los palillos emitía un sonido que traspasaba el tabique en las tardes tibias de verano cuando solo alguna chicharra mezclaba el ruido de sus élitros con el tintineo de la madera, sutil. De tanto en tanto flotaba en en aire limpio de palabras alguna frase a modo de consulta lanzada por las aprendizas de la labor. La sordera de la maestra artesana no daba lugar a respuesta. Eran suficientes las miradas de aprobación o reprobación que juzgase la Señora Teresa, mi vecina encajera. El señor Faustino jamás pisó la iglesia. Juraba como carretero, tenía fe inquebrantable en la Virgen de la Piedad, que nadie osara quitársela, y de su boca salían a diario sapos y culebras. Puras blasfemias de las de por aquel tiempo. (Sin más preámbulos, hubieran de ser causa de conducción hasta la comisaría más próxima, a juicio del riguroso "Sargento Blanco", azote de descreídos y blasfemos). Murió cristianamente, don Faustino, habiendo pedido el viático a su vecino, cura de toda la vida. Corría el verano de 1962. Estaban los Zenter y comíamos melones y sandía. Calle Padre Manjón, 48. Aún no existía más que el firmamento, la luna y las estrellas. El resto fue creado poco a poco, hasta hoy. Y ahí seguimos. Crónica que don Faustino Monforte y doña Teresa Gámez nunca imaginaron fuera escrita

"LA CAMA".(relato)

Ésta pasada ha sido una noche histórica.
Y no por más corta. Ni por más larga. Tampoco debido al sábado, que casi todo lo pinta bien. Nada fuera de lo común.
¿A qué obedece la historicidad, pensaréis?
Vayamos por partes.
Mi cama ha levitado, y con ella, yo.
Me he alzado medio palmo a ras del suelo y he creído estar en otra esfera, tal cual.
Después de años esperando y esperando, al fin se presentó el hombre del camión, con nueva cama y jergón
cambiando de abajo arriba
la faz de mi habitación.
"Lorca puro, neta Lorca
no es poesía: soy yo
la que ha reestrenado lecho
sin más que trocar colchón".
Octubre en su cuarta esencia de nostalgia y de algodón
hecho sábanas. Esta soy yo.
Otro día, otras cosas. Pero ayer primer sábado de mes. Todo un acontecimiento teniendo en cuenta que mi abandono en brazos de Morfeo esta vez ocurría con cabeza, cierto, pero ¡sin pies!

(Y para una correcta interpretación sin tregua a equívocos, admitimos que tantoBloque entrecomillado caput como pes cobran su verdadero valor referidos a la dichosa cama o lo que quedó de ella, sin trampa)